Marketing y Social Media11¿Enseño la rodilla, el muslo o me quito la falda? Privacidad en Internet

Se está liando parda con el asunto de la privacidad en Facebook, y con toda la razón, porque que se vendan nuestros datos, patrones de consumo o incluso de navegación es ilegal, inmoral, engorda (cuentas corrientes) y no nos gusta. Pero ¿nos vamos a quedar en ese nivel de análisis: Facebook malo y me borro? ¿Ya está? ¿Y el resto?
Se ha escrito muchas veces “no digas en Internet lo que no vayas a decir en un bar”, pero Internet es transversal y cuanto más tiempo pasamos dentro y más sociales somos (Social Media), más roles desempeñamos.
Cada uno decide lo que quiere enseñar a los demás y tiene todo el derecho, pero es deseable que sea fruto de un acto volitivo y no que "le han pillado en cueros".

O dicho de otra manera, ¿me pongo el traje, los vaqueros y la camiseta, o me quedo en ropa interior? y la respuesta inmediata es “depende del contexto”. Pues en Internet, lo mismo.

Se está liando parda con el asunto de la privacidad en Facebook, y con toda la razón, porque que se vendan nuestros datos, patrones de consumo o incluso de navegación es ilegal, inmoral, engorda (cuentas corrientes) y no nos gusta. Pero una cosa no es, nuevo. Rescato un artículo de “El País” de 1992 sobre cómo “Telefónica vende datos personales de sus abonados a empresas de publicidad directa”.

 

Cada uno de los temas de las imágenes daría para un post, pero seguro que encontrareis muchos acerca del artículo de “The Washintong Post” sobre los cambios en la privacidad en Facebook, fruto de la portada de “Time”, y la página para un abandono masivo de la Red Social  “We’Re Quitting Facebook”, o el tráfico en los últimos 12 meses según Compete.com.

Pero ¿nos vamos a quedar en ese nivel de análisis: Facebook malo y me borro? ¿Ya está? ¿Y el resto?

Se ha escrito muchas veces “no digas en Internet lo que no vayas a decir en un bar”, pero Internet es transversal y cuanto más tiempo pasamos dentro y más sociales somos (Social Media), más roles desempeñamos.

Internet se convierte en una realidad multifaceta, dejan de servir las fórmulas simplistas, y es cuando viene lo bueno.

La cuestión no es simplificar y hacer un paralelismo directo:

1. “No digas en LinkedIn lo que no vayas a decir en la oficina”. O sí, dilo en un grupo y conviértete en un experto, conoce a  personal con tu perfil y crece profesionalmente, busca  proveedores donde no los tenías.

 

Patricia de Andrés | Marketign para dummies |  Privacidad

2. “No subas a Facebook lo que no quieres que vean tus amigos”. O sí, aprende cómo funciona y decide con quién compartes cada cosa que publicas y cuál es tu nivel de privacidad general.

3. “Si tienes un secreto, no lo digas en Internet”. O sí, Seth Godin nos mostraba hace poco un acortador de direcciones Trick.ly con el que se comparten URLs, pero para acceder al contenido hay que responder a una pregunta secreta. ¡Ay amigo! aunque para guardar un secreto mejor no decírselo a nadie…

Pero sí hay que tener unas cuantas cosas en cuenta:

1. ”Eres responsable de lo que dices y lo que haces aquí y en Pekín”. Si en un momento de #bufbuf con testosterona, tus pensamientos de Superguerrero Macho/Hembra Alfa van y pasan a las redes sociales y de ahí a tus jefes, pues es posible que acabes de patitas en la calle. Y la culpa será tuya, por bocazas.

2. “Si firmas un contrato léelo antes” ¿Evidente? Los términos y condiciones legales de las páginas web también son contratos. Si no los lees, lo mejor que te puede pasar es seas como el 88% de los usuarios de GameStation que aceptaron vender su alma al diablo.

Patricia de Andrés | Marketign para dummies |  Lee los disclaimers

3.”Sé cuidadoso con las contraseñas” ¿Te vas de vacaciones con la casa cerrada a cal y canto y la puerta de la cocina abierta? Una de las de mucha risa, en 2005 salta la noticia de que los contenidos del móvil de Paris Hilton se habían publicado en Internet porque como pregunta secreta eligió la pregunta «¿cuál es el nombre de su mascota favorita?» y todo el que sabe de sus andanzas, conoce al chihuahua «Tinkerbell».

Y volviendo al título del post, cada uno decide lo que quiere enseñar a los demás y tiene todo el derecho, pero es deseable que sea fruto de un acto volitivo y no que «le han pillado en cueros».

11 comentarios

  • Esther Gómez Oliete

    mayo 28, 2010 at 1:59 pm

    Estoy totalmente de acuerdo contigo. Creo que la gente no se da cuenta de que Internet es una extensión más de la vida offline. Cada vez que hablamos en una cafetería o salimos de cena con los amigos o con los compañeros de trabajo, estamos exponiéndonos. Nos exponemos todo el día, y al igual que tomamos precauciones en nuestra faceta offline, también debemos hacerlo en la online. Al final es lo mismo.
    Gracias por la reflexión Patricia.
    Un beso.
    Esther

    Reply

  • Mau S.

    mayo 28, 2010 at 2:02 pm

    Vale, sí, comparto lo que postulas. Y es cierto, también hay una enorme hipocresía detrás cuando se espera que Facebook proteja aquello que nosotros mismos no somos capaces de molestarnos en cuidar. No se lee lo que se acepta, no se piensan las implicaciones de lo que se dice o publica… en definitiva, no se hace un uso responsable de las herramientas. Fundamentalmente, arriesgo, porque la mayoría no tiene realmente conciencia del alcance real que puede tener. La mayoría no es capaz de ver realmente los millones de ojos ocultos entre la vegetación espesa y creen estar solos en la selva. Creo que ahí está la trampa de los sentidos, donde tenemos una falsa sensación de privacidad: estamos en casa, en nuestro ordenador, solos, y no tenemos constancia empírica de la presencia de millones de personas, ni de la publicidad de nuestros actos.

    Pero la irresponsabilidad de del usuario no justifica el atropello de la compañía. Sea Telefónica, Visa, Facebook o Google (a saber que hace con la información de nuestros historiales de búsqueda). Como dices, no es nuevo. El problema, es que para contratar una línea telefónica, o para tener una Visa, hay que tener 18 años. Ayer me comentaba un cliente que su hija de 10 años tiene una cuenta en Facebook, y aunque los padres seamos muy responsables y estemos tecnológicamente preparados para ejercer el control (que no todos lo están), es imposible que no se nos escape una. ¿Cuánto tardaríamos en detectar que ha publicado la dirección de casa o su colegio? ¿una hora (y ya hay que estar al loro)? Podría ser demasiado tarde. ¿Y si quién publica esta información no es ella, sino una amiga? Probablemente no nos enteraríamos.

    Evidentemente tendremos que enseñar a nuestros hijos estas responsabilidades relativas a la privacidad, así como a nosotros nos decían que no hablásemos con extraños o que no aceptásemos regalos de desconocidos. Dudo que sea suficiente. Dudo que podamos hacerlo con suficiente eficacia. Y me temo que la mayoría de los padres ni siquiera son conscientes de que esto suponga peligro alguno.

    Espero, y acabo con esto para no dejar una sensación apocalíptica, que nuestros instintos animales heredados vengan a salvarnos. Espero que nuestros hijos echen a correr cuando vean el león, no porque les dijimos que el león es malo (eso nunca funcionó), sino porque les asusta el ruido y la ferocidad que muestra.

    Reply

    • Patricia de Andrés

      mayo 28, 2010 at 8:42 pm

      Gracias Esther, Mau, Silvia, David y Jordi por venir hasta aquí, como parece que todos estamos de acuerdo en que como adultos lo mejor es mantener la coherencia y los sentidos alerta, me voy a centrar en los menores.

      Los hijos de la mayoría de mis amigos todavía no acceden de forma independiente a Internet (algunos van por el cuento ilustrado y otros ya se saben el alfabeto pero poco más), pero lo que sí he visto es que todos mis amigos son auténticos expertos en tipología de sillitas, alimentación infantil, percentiles esperados, no hablemos de partos y oxitocina si/no…es decir, han empollado lo suyo para llegar a ese punto.

      Por la misma regla de tres, entiendo que al pasar los años ese nivel de «estudio» ha de pasar a otras áreas relevantes para el desarrollo de los niños, y una de ellas es adquirir cierta competencia en el uso de herramientas ofimáticas e Internet. Estoy a favor del uso de herramientas parentales cuando los niños son pequeños como para entender lo que ven, complementado siempre con lo fundamental que ha de aportar un padre: educación. Herramientas que nos ayudan a explicar los contenidos, no para coartar sino para explicar ya que el uso que van a hacer es masivo y los contenidos de todo tipo. Esas cosas se las encontrarán en Internet o en la vida 1.0, y no pasa nada si hay una buena base.

      Miguel del Fresno
      en su post Internet, Tuenti, Youtube y la conciencia de lo que no se debe hacer y la seguridad de los niños online ¿De qué tenemos miedo? ¿de la sociedad que somos? hace un excelente análisis de patrones de uso de Internet en niños.

      Reply

  • David Soler

    mayo 28, 2010 at 2:38 pm

    Estoy con lo que dice Esther, si te comportas de igual modo que lo haces «normalmente» no tiene que pasar nada. Estas cosas demuestran que hay mucha pedagogía por hacer y ya no solo en las empresas sino con las personas también.
    En muchos casos imagino que será, como dice Mau, algo de la «valentía» que tenemos cuando nadie parece vernos, pero el caso es que SÍ nos ven y eso es lo que hay que entender.

    Me gusta también el «post» de Mau (ya tenía razón yo cuando decia que escribe en todas partes menos en su blog). Eso mismo, consciencia y pedagogía.

    Reply

  • David Soler

    mayo 28, 2010 at 2:39 pm

    Por cierto… ¿porque no te pones el plugin para suscribirse a los comments? … lo digo porque si se lía como el otro día podemos ir siguiendolo a distancia 😉

    Reply

  • Jordi

    mayo 28, 2010 at 3:50 pm

    Hace tiempo que tengo claro que esto es una extensión de la vida offline, pero también la gran mayoría de las veces si hay algún problema veo que suele salir por lo que dicen de ti o exponen de ti otros usuarios (amigos).

    Aunque también no esperaremos gustar a todo el mundo no?

    Reply

  • Silvia Bascompte

    mayo 28, 2010 at 4:15 pm

    100% de acuerdo contigo. Como bien apunta Esther, es una parte más de nuestra vida 1.0 y deberíamos tener las precauciones necesarias a la hora de salir de «casa». Pero hay otro asunto que deberíamos tener en cuenta y que me remitió una compañera del postgrado con su artículo, la muerte 2.0. Es decir, cuando fallecemos, qué sucede con nuestros perfiles? Más que nada porque continúan abiertos y nadie piensa en que es una parte más de nuestra vida… ahí dejo la reflexión.
    Excelente artículo guapísima.

    Reply

  • Mercè

    mayo 28, 2010 at 10:56 pm

    Me hace gracia toda esta preocupación que hay a veces sobre la privacidad, que si el gran hermano nos vigila, que si las cámaras de seguridad invaden nuestra intimidad, que si el coche de Google también lo hace, etc. Y luego, somos nosotros mismos los que, en mi opinión, damos demasiada información y parece no preocuparnos tanto la privacidad. Y sino sólo hay que ver herramientas que se han puesto de moda últimamente como foursquare. En fin! Contradictorios que somos.

    Si algo tengo claro es que cualquier red social es insegura, por mucho que tengamos restringido nuestro perfil. Así que mejor no digas, publiques o subas ninguna foto que de difundirse pudieras arrepentirte.

    Yo no me voy a borrar de Facebook el 31 de mayo, aunque no sea muy activa en esta red social. Y menos porque exista una iniciativa con oscuros intereses y a saber por quién está promovida. Cuando me canse de Facebook porque hay mucho spam, o por cualquier otra cosa que me moleste, ya me borraré, pero será decisión mía de forma individual.

    Sobre el tema del control del uso de Internet que hacen los niños os recomiendo el libro de mi amiga Mar Monsoriu «Técnicas de hacker para padres»
    http://www.monsoriu.com/libros/como-tecnicas-de-hacker-para-padres/

    Reply

  • carlos velilla

    mayo 29, 2010 at 11:14 am

    Hola Patricia,
    Vi ayer que habías escrito este post, pero no había tenido tiempo para leerlo. Ahora con los comentarios la cosa tiene más jugo. Coincido completamente en que nuestra vida en internet es simplemente una prolongación de nuestra vida en sentido global, una faceta más. «Si no quieres que te hagan fotos borracho, no te emborraches», no?
    Pero me ha parecido muy interesante el debate que propones sobre el uso de las redes sociales (y en especial Tuenti i Facebook) por parte de menores. Es cierto que Facebook tiene una política de no admitir a menores de 16 años, pero no la cumplen. He ido observando un poco el comportamiento de menores (entre 12 y 18 años) en la red, y me ha dejado perplejo. En líneas generales, no se dan cuenta que los actos que hacen en Facebook tienen luego su repercusión en la vida. Existe como una cierta desvinculación entre el yo-digital y el yo-real… y creo que ese gap será muy importante dentro de 10 años (si no se corrige) cuando esa generación tenga entre 20 y 30 años.
    Lamentablemente creo que todavía hay muchos padres que no sabrían como poder seguir la actividad de sus hijos en la red. Es un punto clave en su formación.
    Muchas gracias y felicidades por el debate!

    Reply

    • Patricia de Andrés

      mayo 29, 2010 at 12:04 pm

      Hola Carlos,
      En primer lugar ¡bienvenido!. Mis posts se ven tremendamente enriquecidos por la suerte que tengo con las personas que venís a comentarlos, es cierto.

      Y me voy a meter en un jardín, por eso no lo había escrito desde el principio… En mi opinión hay que proteger a los niños, sí. Pero a los niños hay que protegerlos de las cosas que no entienden, y en los terrenos en que pueden ser víctimas de intereses de los que no son conscientes. Para el resto no hay que protegerles, hay que educarles.

      Por otro lado, no hay que confundir Internet con los usos que se le da, y los temas en los que puede ser «peligroso».

      Es decir, en mi universo particular si piensas que tienes que ponerle un sistema de seguimiento a tu hija de 17 años que ponga en tu conocimiento lo que escribe en Tuenti (contenido), y así limitar que practique sexo y lo cuelgue para diversión de sus amigos… la estás espiando. Y tu problema no es que «la niña» tenga desconocimiento de Internet, sino cómo entiende su intimidad y el sexo. Y es un conflicto, de educación y valores, no de Internet.

      Cuando hago referencia a los programas de control parental es para niños pequeños, que acceden a Internet prácticamente desde que pueden darle a la tecla y pueden acceder a contenidos a sistemas de relación que escapan a su nivel de madurez intelectual y emocional.

      No sé qué pensareis con respecto a esta posición, entiendo que es muy particular.

      Reply

  • carlos velilla

    mayo 29, 2010 at 12:11 pm

    Hola Patricia,

    Gracias por la bienvenida! Los comentarios, en algunos casos, son un gran debate que ayuda a fijar las propias opiniones, y éste me parece muy interesante.

    Coincido completamente contigo que espiar no no sirve para educar. Por supuesto que no hay que confundir internet con sus usos y posibilidades. (Sería como cualquier otro medio de comunicación, como por ejemplo la tele. La tele no es mala, pero hay que educar a los niños en el uso de la tele, para que vean programas que pueden entender).

    El problema de esa niña de 17 años no es que cuelgue contenido inapropiado en la red, sino que no sepa valorar en su justa medida el sexo y la propia intimidad. Antes salía la idea de al navegar se vive un cierto anonimato, pero esa idea puede llevar a errores en la actuación. Y en muchos casos, los menores no tienen suficiente criterio para no dar lugar a ese gap. Internet es, simplemente, un lugar más en el que se manifiesta la propia conducta. La diferencia con el off-line, es que deja más rastro que una conversación oral.

    Coincidimos, no?
    gracias!

    Reply

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *